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"Vengo de una familia de criollos viejos, cuyos origenes estan en Padua. De mi bisabuela para acá, todos argentinos. Mi padre obrero panadero y anarquista; o sea, no hacia changas ni horas extras. Siempre decía que un obrero no tiene que tener dos trabajos ni mucho menos quitarle el trabajo a otro obrero. La dignidad para el estaba en mantenerse con un solo trabajo, o sea que no teniamos casi nada. Tuve muy poca ropa y un único par de zapatos (el que me exigian en la escuela, pero que también servia para las fiestas). Viviamos en la parte mas humilde de Saavedra, en una calle de tierra, que era barro cuando llovia. Hasta mis 10 años no hubo agua caliente: el gas no habia llegado al barrio. De ahi vengo. Más pobres que nosotros solo eran los mendigos. Ahora bien, otras cosas, en cambio, no faltaban. En casa habia muchos libros y una vez por mes ibamos al Teatro Colon. Era una decisión sobre en que cosas se debia gastar y en cuales no, y si bien de chica yo hubiera querido tener más ropa que libros, con el tiempo me di cuenta de que esa habia sido la mejor manera que mi familia habia encontrado para ayudarme. Ese obrero cultivado, amante de la cultura, sin proponerselo me estaba haciendo cambiar de clase. La cultura nos hace cambiar de clase. Una no traiciona lo que es, pero se produce un ascenso social irremediable y empezamos a tener otro tipo de apetencias y necesidades". Juana Bignozzi

CONTRA LOS MISERABLES CONVERSACIONES CON JUANA BIGNOZZI - OSVALDO AGUIRRE

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"Vengo de una familia de criollos viejos, cuyos origenes estan en Padua. De mi bisabuela para acá, todos argentinos. Mi padre obrero panadero y anarquista; o sea, no hacia changas ni horas extras. Siempre decía que un obrero no tiene que tener dos trabajos ni mucho menos quitarle el trabajo a otro obrero. La dignidad para el estaba en mantenerse con un solo trabajo, o sea que no teniamos casi nada. Tuve muy poca ropa y un único par de zapatos (el que me exigian en la escuela, pero que también servia para las fiestas). Viviamos en la parte mas humilde de Saavedra, en una calle de tierra, que era barro cuando llovia. Hasta mis 10 años no hubo agua caliente: el gas no habia llegado al barrio. De ahi vengo. Más pobres que nosotros solo eran los mendigos. Ahora bien, otras cosas, en cambio, no faltaban. En casa habia muchos libros y una vez por mes ibamos al Teatro Colon. Era una decisión sobre en que cosas se debia gastar y en cuales no, y si bien de chica yo hubiera querido tener más ropa que libros, con el tiempo me di cuenta de que esa habia sido la mejor manera que mi familia habia encontrado para ayudarme. Ese obrero cultivado, amante de la cultura, sin proponerselo me estaba haciendo cambiar de clase. La cultura nos hace cambiar de clase. Una no traiciona lo que es, pero se produce un ascenso social irremediable y empezamos a tener otro tipo de apetencias y necesidades". Juana Bignozzi