Deslumbra la oquedad de esas palabras que dibujan sutiles, escasos surcos en las páginas, minucias de un mundo que se deja en esa invitación que significa la tenue expresión: Va a ser afuera.

Una anticipación secreta, solo intuida, de abandonar el mundo que tenemos, de transformar el sentido de las cosas, de alterar los significados habituales, de dejar las palabras  que extravían, de aprender el movimiento  que se dice, de acceder a  otro lugar  en la ajenidad de un viento que transforma.

Y sabemos que ese afuera aún es posible, porque somos interrogados uno a uno… y nos sentimos parte del sentido… más aún,  quizás seamos el sentido.

Y entonces, la presencia de un secreto, la insistencia de una ausencia, la constancia de unas madres,  la canción de una ventana que sale hacia el afuera, difiere la canción que tiene olvido en ese último baluarte del silencio: callar alimenta, dice Pablo en la última página del texto.  

La esperanza que no ceja, que permanece pese a todo, digo yo… insistiendo en el afuera.

María Paulinelli