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La principal coartada justificatoria para la explotación de animales la brindaron las religiones monoteístas occidentales. Aseguran que solo los humanos tenemos un alma y con ello, les arrebataron el cielo. Parece ser que asesinar animales mansos y domesticados nunca fue un tema tan simple para las consciencias humanas, de modo que tuvimos que reducirlos al nivel de los objetos y declararnos superiores. Paralela a la visión religiosa antropocéntrica (el hombre como la gema de la creación) siempre hubo otra marginal teocéntrica: Dios y sus criaturas primero. Encarnadas por San Francisco de Asís, San Felipe Neri, órdenes monásticas y teólogos contemporáneos, que intentan devolverles su alma y equiparar en compasión a las religiones orientales en la no violencia hacia los animales. Incluso son muchos los teólogos e historiadores que señalan que Jesús y los primeros cristianos incluían en el quinto mandamiento a los animales. Las corrientes cristianas amigas de los animales afirman que respetarlos es lo mínimo que les debemos, que es la base de la no violencia y de la vida espiritual, y que su abuso está directamente relacionado con la violencia entre los pares humanos de nuestro presente.

TEOLOGIA ANIMAL - ANDRES ZORNITZER

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La principal coartada justificatoria para la explotación de animales la brindaron las religiones monoteístas occidentales. Aseguran que solo los humanos tenemos un alma y con ello, les arrebataron el cielo. Parece ser que asesinar animales mansos y domesticados nunca fue un tema tan simple para las consciencias humanas, de modo que tuvimos que reducirlos al nivel de los objetos y declararnos superiores. Paralela a la visión religiosa antropocéntrica (el hombre como la gema de la creación) siempre hubo otra marginal teocéntrica: Dios y sus criaturas primero. Encarnadas por San Francisco de Asís, San Felipe Neri, órdenes monásticas y teólogos contemporáneos, que intentan devolverles su alma y equiparar en compasión a las religiones orientales en la no violencia hacia los animales. Incluso son muchos los teólogos e historiadores que señalan que Jesús y los primeros cristianos incluían en el quinto mandamiento a los animales. Las corrientes cristianas amigas de los animales afirman que respetarlos es lo mínimo que les debemos, que es la base de la no violencia y de la vida espiritual, y que su abuso está directamente relacionado con la violencia entre los pares humanos de nuestro presente.