A partir de los expedientes judiciales del Tucumán del siglo XVIII; que registran las persecuciones y los procesos judiciales llevados a cabo contra mujeres indígenas en el Noroeste argentino; Judith Farberman examina el mundo de la magia y la hechicería de la época. En él se desmarcan dos figuras importantes y antagónicas: la hechicera orientada al maleficio y la curandera capaz de revertirlo.