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NADIE LE PIDE QUE ESCRIBA
 
Nunca llegará hasta la casa
en la que no es esperado.
 
No habla si no le piden opinión
porque entiende que la palabra
no modifica la historia
y en algunos casos puede ser
invasión al otro,
como de intruso que atropella la puerta.
 
Tampoco, nadie le pide que escriba.
No obstante, cuando nadie lo ve,
cuando todos están lejos
–con su confusión y sus convicciones,
con su sombra y sus jardines–
él coloca en la máquina el papel en blanco
como una forma de desobediencia,
                       de alivio o de revancha.
 
 
Perros atados
 
Es posible que ese perro atado ladre
a estrellas que lo aturden con señales
o aúlle a quienes lo dejaron vigilando,
para nadie, una casa abandonada.
 
Los vecinos se quejan porque no pueden dormir,
escuchar la radio o lustrar sus automóviles.
 
Mientras tanto yo le adivino colmillos azules
como el amor o la muerte y lo imagino altivo
como algunos hombres o como muchos perros.
 
Porque su sonido tiene algo de delicada insensatez
o de agonía, y ese sonido me acompaña y me persigue.
Porque su ladrido se impone por sobre las voces
desafinadas y rancias de la gente
mezcladas como al fondo de una olla.
 
Y porque es posible que yo esté atado también,
pero sin su convicción para ladrar y aullar
ahora que siento finalmente que me han dejado solo
vigilando una luz casi deshabitada.

NADIE LE PIDE QUE ESCRIBA 50 AÑOS DE POESIA 1968 2018 - MUX NESTOR

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–con su confusión y sus convicciones,
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Porque su ladrido se impone por sobre las voces
desafinadas y rancias de la gente
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Y porque es posible que yo esté atado también,
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