Los fragmentos de algunas vivencias, los agregados de la imaginación, el recuerdo desdibujado han sido las herramientas que he usado para escribir este libro.
Expresarme así me permite exorcizar situaciones difíciles, incomprensibles y desafiar las imágenes que vienen a mí.
El microcuento es una interpelación. Contar en menos de cien palabras una historia y que se entienda, resulta de suyo un ajedrez personal. O a veces, armar con retazos un rompecabezas atractivo.
Relato episodios reales: «La tía Anita», «El amor mata», «Estar en la fiesta equivocada… en Texas», «Una cordobesa en Guam», son vivencias de mi vida personal.
He agregado dos poemas, porque cuando empecé a escribir a los siete años redacté uno dedicado al Gral. Dn. José de San Martín .
Mi padre era un escritor del día a día. Volvía de su trabajo y escribía. Yo hago lo mismo.
Quizás hasta descubran que el protagonista de una historia se asemeja a alguien conocido o incluso pueden identificarse con algún personaje.
Aspiro a entretenerlos, a hacerlos reír, a recordar algo que estaba dormido y que este libro despertó.