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Introducción La piedra en el espejo de la ilusión progresista Pablo Semán A inicios de 2023,  La  Libertad  Avanza ( LLA) – el partido que disputó la presidencia de la  Nación en noviembre de ese año–  era considerado por buena parte de los observadores poco más que una curiosidad evanescente.  Este libro describe la historia de las ideas y los mundos sociales en que toma forma y volumen la fuerza política de extrema derecha que finalmente conmovió el panorama electoral y la agenda política del país. La  Libertad  Avanza constituye una experiencia que canalizó una corriente social, potenció la crítica del  Estado, de los partidos políticos y de la economía y, finalmente, transformó las coordenadas del debate político.  Con independencia del resultado electoral de la segunda vuelta, la candidatura del dirigente libertario  Javier  Milei radicalizó visiones económicas y políticas de las derechas.  Al mismo tiempo, engendró una alternativa a la expresión mainstream, encarnada por algunos de los más influyentes protagonistas de  Cambiemos, y planteó un desafío al peronismo. ¿ Qué es esto?  Empecemos por arriesgar una respuesta parcial cuyos hilos este libro seguirá en detalle:  LLA es un liderazgo y una organización política de derecha radical que, en el seno de una disputa histórica, resulta de a) un fusionismo que permite contener las tendencias centrífugas y renueva su identidad superando los tabúes de las versiones anteriores de esa tradición (como postulan  Sergio  Morresi y  Martín  Vicente en el capítulo 1), b) su capacidad para formar una derecha popular capaz de superar la endogamia social o los 10  aalo  eemn reparos antiplebeyos de las élites (como demuestra  Melina  Vázquez en el capítulo 2), c) la construcción de una cultura crítica que protagoniza una batalla cultural en escenarios masivos y digitales (como desarrolla  Ezequiel  Saferstein en el capítulo 3), d) el lazo que se establece entre ese proyecto y amplios sectores sociales que reaccionan al problema irresuelto del modelo económico y el encapsulamiento de las dirigencias (como argumentan  Pablo  Semán y  Nicolás  Welschinger en el último capítulo).  Una fuerza que, en síntesis, entrelaza la protesta contra el presente y la resignificación de la libertad en una apuesta que se intersecta con las versiones actualizadas y más agresivas del neoliberalismo contra las dimensiones sociales de la democracia y, a veces, contra las dimensiones liberales y democráticas de la república.  Cada uno de los ítems señalados ha sido objeto de una investigación empírica por parte de los autores de este libro, que desde 2019 observan y analizan las ideas, las prácticas culturales y políticas de los libertarios y las adhesiones sociales al liderazgo de  Milei y a su contenido doctrinario.  No conocemos el conjunto del universo libertario ni todas sus instancias, pero la entrada empírica a través de algunos de sus segmentos más relevantes podrá darnos una imagen del conjunto.  Esta introducción intenta enmarcar los hallazgos de nuestras investigaciones y el modo en que dialogan entre sí. ¿ Cómo fue posible la emergencia de esta fuerza que sorprende, muchas veces, indebidamente?  Nos encontramos ante una situación que presenta desafíos y amenazas graves e inusitadas, aun cuando no conozcamos su magnitud.  Por un lado,  La  Libertad  Avanza surge de una forma tan enérgica y desproporcionada respecto de las estructuras y caudales políticos existentes, que todo sucede como si a través de esta fuerza se expresaran un perfil y una dinámica social que esperaban de un proceso político unas pocas acciones constitutivas, el toque de la varita mágica de la historia.  Por otro lado, ese trabajo político, ideológico y organizativo ha sido ntroduuuión  11 tan  pertinente, tan complejo y tan específico, que actualizó de forma acelerada las potencias del proceso social.  Entre las intervenciones pioneras que supieron advertir e incluso anticipar, desde diferentes ángulos, lo que estaba sucediendo en el ámbito mundial y local, no pueden ignorarse los trabajos de  Cass  Mudde sobre la ultraderecha, los de  Adam  Przeworski acerca del divorcio entre capitalismo y democracia y los de  Steven  Levitsky sobre las reversiones posibles de la democracia.  En un plano más específico, importa destacar el aporte de  Pablo  Stefanoni, que señaló y describió de forma exhaustiva y sistemática la arquitectura de estas corrientes en el escenario mundial.  También, las observaciones tempranas de  Mayra  Arena en diversas intervenciones públicas en las que discernía un panorama sociopolítico fértil para  Javier  Milei y sus ideas.  En el mismo sentido,  Verónica  Gago señaló la posibilidad de un neoliberalismo desde abajo, y  Mariana  Moyano ha tenido agudas y profundas percepciones sobre los vínculos entre las nuevas generaciones, las prácticas económicas y la política.  Con un criterio analítico virtuoso,  Victoria de  Masi logró exponer y describir las subjetividades que se activaron con La  Libertad  Avanza.  Natalia  Aruguete y  Ernesto  Calvo (2023) han estudiado la especificidad de la polarización en la dinámica de las redes sociales, y  Juan  Ruocco (2023) supo leer la presencia de la derecha alternativa en las redes sociales.  Quienes participamos de este volumen hemos argumentado en distintas oportunidades sobre la importancia de estudiar la evolución de estas corrientes políticas y hemos alertado en artículos y libros acerca del deslizamiento hacia la derecha de la derecha por causas propiamente políticas, pero también económicas, sociales y culturales.1 1  Entre otros textos, véanse  Morresi (2014),  Morresi,  Viuente y  aferstein (2020),  aferstein (2019),  eemn y  Welsuhinger (2023),  Vmzquez (2022),  Viuente y  Cantera (2022).12  aalo  eemn ¿ Cómo explicar la irrupción de  La  Libertad  Avanza?  La respuesta requiere algunas consideraciones preliminares.  El escenario geopolítico global supone fuerzas y recursos financieros, ideológicos y comunicacionales que operan como nutrientes de la formación de  La  Libertad  Avanza.  Y no hay que ignorarlo de ninguna manera.  Pero  Milei no es  Bolsonaro ni  Trump ni un plan perfecto de la internacional negra, sino un fenómeno que tiene parecidos de familia con ellos, pero que metaboliza y hasta radicaliza esas experiencias.  Después de todo,  Milei tiene un ascenso más abrupto, más acelerado y desde posiciones más marginales que las de los líderes estadounidense y brasileño.  Llega, además, sin experiencia de gestión, sin padrinazgos institucionales y con un partido nuevo que, hasta poco tiempo antes de las elecciones presidenciales, no disponía ni de una mínima red territorial ni de apoyos económicos o sociales institucionalizados (aunque no puede decirse que estos hayan sido nulos).  La tentación de enfatizar la dimensión mimética del caso argentino respecto de otros fenómenos mundiales, cuando hasta no hace mucho se pronosticaba que ese tipo de deriva era imposible debido a un presunto blindaje nacional, no hace sino compensar con una nueva simplificación simplificaciones previas.  El peronismo como potencia arbitral, un sistema de electorados solidificados entre un peronismo inclinado a la izquierda y un antiperonismo modulado como centroderecha que funcionaría como amortiguador, el poder de los sindicatos y la resistencia de las organizaciones sociales que serían disuasores, los efectos del juicio a las  Juntas, el éxito de público de la película de  Santiago  Mitre sobre ese acontecimiento histórico, fueron argumentos destinados a sustentar una densidad diferencial que funcionaría como “cerco sanitario frente al crecimiento del fascismo” (¿una solución europea para problemas argentinos?).  Para nosotros, se trata de reconocer que estas circunstancias, lejos de ser excepcionalidades que obraron como barreras, son rasgos específicos de las potencias sociales y políticas que dieron lugar al ntroduuuión  13 crecimiento de la derecha radical.  Las supuestas excepcionalidades son condiciones históricas que pueden ser integradas como vectores en la singularidad, la radicalidad y lo abrupto del proceso en que las derechas extremas, como en otros países, han crecido y llegado al gobierno. Tampoco se trata de algo que exclusivamente aconteció en las redes sociales o entre varones reactivos al feminismo, aun cuando esos medios, esos sujetos y esos motivos formen parte del combustible espiritual de la  LLA.  Puntualicemos también que la referencia al fascismo desenfoca en vez de ayudar: lo amenazador para la democracia no siempre tiene la misma forma y la historia no se repite ni como farsa.  Los daños a las instituciones y prácticas democráticas no se hacen tangibles con una escala de  Richter como la que mide los terremotos, en la que el mayor daño se determina por el mayor grado alcanzado y, voilà!, el fascismo es el grado máximo.  Los análisis y materiales empíricos que están en la base de este libro hablan, justamente, de la especificidad histórica de la derecha radical y de las categorías que mejor podrían ceñir los fenómenos en curso, pero sin identificar el análisis con los puntos de mira que la propia contienda ha evidenciado limitados.  También se trata de evitar el razonamiento zoológico en términos de género y especie para determinar, a partir del cuadro hipotético de todas las radicalizaciones posibles, la que correspondería al animal autoritario argentino.  Se han popularizado argumentos que aíslan un conjunto de variables y diferencian cada caso por el modo en que se combinan para dar lugar a conclusiones del tipo “ Bolsonaro tiene al  Ejército y  Milei no” o “ Trump fue precedido por el  Tea  Party”, como si hubiera una ley o fórmula general de las derechizaciones.  Estos razonamientos contienen un dato que no puede ignorarse, pero debe incluirse en una realidad superior: la dimensión procesual de la emergencia de la derecha radical en cada país.  Las configuraciones nacionales no pueden estandarizarse: las comparaciones que se hacen entre países esconden heterogeneidades insanables al equiparar escalas muy disímiles 14  aalo  eemn y aplanar significaciones muy diversas.  No se trata de hacer checklists para establecer analogías, sino de usar lo que sabemos de otros casos para pensar los propios.  Y esto no implica desdeñar el hecho de que todos estos fenómenos participan, con su textura específica, de una corriente internacional en que confluyen y se determinan recíprocamente. Tampoco es posible hacer análisis unilaterales donde se enfatice y se refute ora la novedad, ora la continuidad de las derechas, o donde se subraye en un momento lo global y en otro lo local y, finalmente, se oscile entre realzar el peso de la economía, de los factores sociodemográficos, culturales o directamente políticos.  Se trata de encontrar el peso de cada factor pensando en una configuración y una trayectoria que, para nosotros, está definida a partir de las luchas políticas nacionales y la forma en que los actores movilizan conexiones y recursos globales en fronteras obviamente porosas y en procesos históricos con fuertísimas inercias.  En el seno de una trama social transformada por sus derivas socioeconómicas y por mecanismos de socialización política que han venido a complementar y desbordar lo que considerábamos tradicional, se produjo en el espacio de las derechas la voluntad de una expresión con peso popular capaz de ganar en otros formatos y programas una influencia que ya había tenido en otros momentos de la historia.  Lo que – siguiendo una pauta de trabajo un tanto colonizada–  es tratado como una reacción que presupone “avances” y “retrocesos”, desde una concepción de la vida política que distorsiona la forma de existencia de lo social (que no es un mecanismo ni un organismo), debe ser visto, más bien, como efecto de una disputa histórica en la que hoy se impone una síntesis política de las derechas en el seno de transformaciones que han minado las fuerzas históricas de la democracia en la  Argentina.  El estudio de las derechas no debería reducirlas a una imagen estandarizada en cuanto a ingredientes, proporciones y operatividad histórica, como si se tratara de franquicias de una red multinacional. ntroduuuión  15 Finalmente, nunca se insistirá lo suficiente en una distinción clave que atraviesa todos los capítulos de este libro: no pensamos en una equivalencia o correspondencia unívoca entre, por un lado, dirigentes, partidos y programas de derecha y, por el otro, los electorados atraídos por esas banderas, sino en una dialéctica entre dirigentes y dirigidos que puede dar lugar a esas identificaciones.  Hemos procurado captar cómo, ante ciertos cambios y ante el agotamiento histórico de otras alternativas, la opción por las derechas anuda parcialmente las propuestas de los dirigentes con el desplazamiento de agendas que responden a demandas que hoy se imponen en el ánimo de los electores aun cuando no se asuman de “derecha”, como el cuestionamiento al cierre de las élites, la crítica al estado del  Estado, el combate a la inflación o la disociación entre declaraciones y prácticas.  Estudiar el lazo político que producen las derechas (o cualquier fuerza política) es poner en el centro la siempre transitoria y muchas veces confusa intersección entre procesos sociales, sujetos y solicitaciones de las fuerzas políticas. Veremos cómo la propuesta de una derecha popular capaz de incorporar las tradiciones militantes, de coordinarlas con los dispositivos de la cultura digital y de la cultura de masas, de contener amplios y variados sectores de un electorado que ha reperfilado sus demandas es, por ello, capaz de dar lugar a una fracción radical socialmente implantada, transversal a segmentos sociales y etarios y con un sesgo de género que es innegable pero declina con la masividad ( LLA integró en su caudal cada vez a más mujeres, pero no resignó sus invectivas contra los feminismos, incluso aunque sus votantes registren sus influencias y una parte de su techo electoral esté de hecho determinado por el miedo que despiertan entre votantes mujeres las promesas y el estilo violento de Milei).

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Introducción La piedra en el espejo de la ilusión progresista Pablo Semán A inicios de 2023,  La  Libertad  Avanza ( LLA) – el partido que disputó la presidencia de la  Nación en noviembre de ese año–  era considerado por buena parte de los observadores poco más que una curiosidad evanescente.  Este libro describe la historia de las ideas y los mundos sociales en que toma forma y volumen la fuerza política de extrema derecha que finalmente conmovió el panorama electoral y la agenda política del país. La  Libertad  Avanza constituye una experiencia que canalizó una corriente social, potenció la crítica del  Estado, de los partidos políticos y de la economía y, finalmente, transformó las coordenadas del debate político.  Con independencia del resultado electoral de la segunda vuelta, la candidatura del dirigente libertario  Javier  Milei radicalizó visiones económicas y políticas de las derechas.  Al mismo tiempo, engendró una alternativa a la expresión mainstream, encarnada por algunos de los más influyentes protagonistas de  Cambiemos, y planteó un desafío al peronismo. ¿ Qué es esto?  Empecemos por arriesgar una respuesta parcial cuyos hilos este libro seguirá en detalle:  LLA es un liderazgo y una organización política de derecha radical que, en el seno de una disputa histórica, resulta de a) un fusionismo que permite contener las tendencias centrífugas y renueva su identidad superando los tabúes de las versiones anteriores de esa tradición (como postulan  Sergio  Morresi y  Martín  Vicente en el capítulo 1), b) su capacidad para formar una derecha popular capaz de superar la endogamia social o los 10  aalo  eemn reparos antiplebeyos de las élites (como demuestra  Melina  Vázquez en el capítulo 2), c) la construcción de una cultura crítica que protagoniza una batalla cultural en escenarios masivos y digitales (como desarrolla  Ezequiel  Saferstein en el capítulo 3), d) el lazo que se establece entre ese proyecto y amplios sectores sociales que reaccionan al problema irresuelto del modelo económico y el encapsulamiento de las dirigencias (como argumentan  Pablo  Semán y  Nicolás  Welschinger en el último capítulo).  Una fuerza que, en síntesis, entrelaza la protesta contra el presente y la resignificación de la libertad en una apuesta que se intersecta con las versiones actualizadas y más agresivas del neoliberalismo contra las dimensiones sociales de la democracia y, a veces, contra las dimensiones liberales y democráticas de la república.  Cada uno de los ítems señalados ha sido objeto de una investigación empírica por parte de los autores de este libro, que desde 2019 observan y analizan las ideas, las prácticas culturales y políticas de los libertarios y las adhesiones sociales al liderazgo de  Milei y a su contenido doctrinario.  No conocemos el conjunto del universo libertario ni todas sus instancias, pero la entrada empírica a través de algunos de sus segmentos más relevantes podrá darnos una imagen del conjunto.  Esta introducción intenta enmarcar los hallazgos de nuestras investigaciones y el modo en que dialogan entre sí. ¿ Cómo fue posible la emergencia de esta fuerza que sorprende, muchas veces, indebidamente?  Nos encontramos ante una situación que presenta desafíos y amenazas graves e inusitadas, aun cuando no conozcamos su magnitud.  Por un lado,  La  Libertad  Avanza surge de una forma tan enérgica y desproporcionada respecto de las estructuras y caudales políticos existentes, que todo sucede como si a través de esta fuerza se expresaran un perfil y una dinámica social que esperaban de un proceso político unas pocas acciones constitutivas, el toque de la varita mágica de la historia.  Por otro lado, ese trabajo político, ideológico y organizativo ha sido ntroduuuión  11 tan  pertinente, tan complejo y tan específico, que actualizó de forma acelerada las potencias del proceso social.  Entre las intervenciones pioneras que supieron advertir e incluso anticipar, desde diferentes ángulos, lo que estaba sucediendo en el ámbito mundial y local, no pueden ignorarse los trabajos de  Cass  Mudde sobre la ultraderecha, los de  Adam  Przeworski acerca del divorcio entre capitalismo y democracia y los de  Steven  Levitsky sobre las reversiones posibles de la democracia.  En un plano más específico, importa destacar el aporte de  Pablo  Stefanoni, que señaló y describió de forma exhaustiva y sistemática la arquitectura de estas corrientes en el escenario mundial.  También, las observaciones tempranas de  Mayra  Arena en diversas intervenciones públicas en las que discernía un panorama sociopolítico fértil para  Javier  Milei y sus ideas.  En el mismo sentido,  Verónica  Gago señaló la posibilidad de un neoliberalismo desde abajo, y  Mariana  Moyano ha tenido agudas y profundas percepciones sobre los vínculos entre las nuevas generaciones, las prácticas económicas y la política.  Con un criterio analítico virtuoso,  Victoria de  Masi logró exponer y describir las subjetividades que se activaron con La  Libertad  Avanza.  Natalia  Aruguete y  Ernesto  Calvo (2023) han estudiado la especificidad de la polarización en la dinámica de las redes sociales, y  Juan  Ruocco (2023) supo leer la presencia de la derecha alternativa en las redes sociales.  Quienes participamos de este volumen hemos argumentado en distintas oportunidades sobre la importancia de estudiar la evolución de estas corrientes políticas y hemos alertado en artículos y libros acerca del deslizamiento hacia la derecha de la derecha por causas propiamente políticas, pero también económicas, sociales y culturales.1 1  Entre otros textos, véanse  Morresi (2014),  Morresi,  Viuente y  aferstein (2020),  aferstein (2019),  eemn y  Welsuhinger (2023),  Vmzquez (2022),  Viuente y  Cantera (2022).12  aalo  eemn ¿ Cómo explicar la irrupción de  La  Libertad  Avanza?  La respuesta requiere algunas consideraciones preliminares.  El escenario geopolítico global supone fuerzas y recursos financieros, ideológicos y comunicacionales que operan como nutrientes de la formación de  La  Libertad  Avanza.  Y no hay que ignorarlo de ninguna manera.  Pero  Milei no es  Bolsonaro ni  Trump ni un plan perfecto de la internacional negra, sino un fenómeno que tiene parecidos de familia con ellos, pero que metaboliza y hasta radicaliza esas experiencias.  Después de todo,  Milei tiene un ascenso más abrupto, más acelerado y desde posiciones más marginales que las de los líderes estadounidense y brasileño.  Llega, además, sin experiencia de gestión, sin padrinazgos institucionales y con un partido nuevo que, hasta poco tiempo antes de las elecciones presidenciales, no disponía ni de una mínima red territorial ni de apoyos económicos o sociales institucionalizados (aunque no puede decirse que estos hayan sido nulos).  La tentación de enfatizar la dimensión mimética del caso argentino respecto de otros fenómenos mundiales, cuando hasta no hace mucho se pronosticaba que ese tipo de deriva era imposible debido a un presunto blindaje nacional, no hace sino compensar con una nueva simplificación simplificaciones previas.  El peronismo como potencia arbitral, un sistema de electorados solidificados entre un peronismo inclinado a la izquierda y un antiperonismo modulado como centroderecha que funcionaría como amortiguador, el poder de los sindicatos y la resistencia de las organizaciones sociales que serían disuasores, los efectos del juicio a las  Juntas, el éxito de público de la película de  Santiago  Mitre sobre ese acontecimiento histórico, fueron argumentos destinados a sustentar una densidad diferencial que funcionaría como “cerco sanitario frente al crecimiento del fascismo” (¿una solución europea para problemas argentinos?).  Para nosotros, se trata de reconocer que estas circunstancias, lejos de ser excepcionalidades que obraron como barreras, son rasgos específicos de las potencias sociales y políticas que dieron lugar al ntroduuuión  13 crecimiento de la derecha radical.  Las supuestas excepcionalidades son condiciones históricas que pueden ser integradas como vectores en la singularidad, la radicalidad y lo abrupto del proceso en que las derechas extremas, como en otros países, han crecido y llegado al gobierno. Tampoco se trata de algo que exclusivamente aconteció en las redes sociales o entre varones reactivos al feminismo, aun cuando esos medios, esos sujetos y esos motivos formen parte del combustible espiritual de la  LLA.  Puntualicemos también que la referencia al fascismo desenfoca en vez de ayudar: lo amenazador para la democracia no siempre tiene la misma forma y la historia no se repite ni como farsa.  Los daños a las instituciones y prácticas democráticas no se hacen tangibles con una escala de  Richter como la que mide los terremotos, en la que el mayor daño se determina por el mayor grado alcanzado y, voilà!, el fascismo es el grado máximo.  Los análisis y materiales empíricos que están en la base de este libro hablan, justamente, de la especificidad histórica de la derecha radical y de las categorías que mejor podrían ceñir los fenómenos en curso, pero sin identificar el análisis con los puntos de mira que la propia contienda ha evidenciado limitados.  También se trata de evitar el razonamiento zoológico en términos de género y especie para determinar, a partir del cuadro hipotético de todas las radicalizaciones posibles, la que correspondería al animal autoritario argentino.  Se han popularizado argumentos que aíslan un conjunto de variables y diferencian cada caso por el modo en que se combinan para dar lugar a conclusiones del tipo “ Bolsonaro tiene al  Ejército y  Milei no” o “ Trump fue precedido por el  Tea  Party”, como si hubiera una ley o fórmula general de las derechizaciones.  Estos razonamientos contienen un dato que no puede ignorarse, pero debe incluirse en una realidad superior: la dimensión procesual de la emergencia de la derecha radical en cada país.  Las configuraciones nacionales no pueden estandarizarse: las comparaciones que se hacen entre países esconden heterogeneidades insanables al equiparar escalas muy disímiles 14  aalo  eemn y aplanar significaciones muy diversas.  No se trata de hacer checklists para establecer analogías, sino de usar lo que sabemos de otros casos para pensar los propios.  Y esto no implica desdeñar el hecho de que todos estos fenómenos participan, con su textura específica, de una corriente internacional en que confluyen y se determinan recíprocamente. Tampoco es posible hacer análisis unilaterales donde se enfatice y se refute ora la novedad, ora la continuidad de las derechas, o donde se subraye en un momento lo global y en otro lo local y, finalmente, se oscile entre realzar el peso de la economía, de los factores sociodemográficos, culturales o directamente políticos.  Se trata de encontrar el peso de cada factor pensando en una configuración y una trayectoria que, para nosotros, está definida a partir de las luchas políticas nacionales y la forma en que los actores movilizan conexiones y recursos globales en fronteras obviamente porosas y en procesos históricos con fuertísimas inercias.  En el seno de una trama social transformada por sus derivas socioeconómicas y por mecanismos de socialización política que han venido a complementar y desbordar lo que considerábamos tradicional, se produjo en el espacio de las derechas la voluntad de una expresión con peso popular capaz de ganar en otros formatos y programas una influencia que ya había tenido en otros momentos de la historia.  Lo que – siguiendo una pauta de trabajo un tanto colonizada–  es tratado como una reacción que presupone “avances” y “retrocesos”, desde una concepción de la vida política que distorsiona la forma de existencia de lo social (que no es un mecanismo ni un organismo), debe ser visto, más bien, como efecto de una disputa histórica en la que hoy se impone una síntesis política de las derechas en el seno de transformaciones que han minado las fuerzas históricas de la democracia en la  Argentina.  El estudio de las derechas no debería reducirlas a una imagen estandarizada en cuanto a ingredientes, proporciones y operatividad histórica, como si se tratara de franquicias de una red multinacional. ntroduuuión  15 Finalmente, nunca se insistirá lo suficiente en una distinción clave que atraviesa todos los capítulos de este libro: no pensamos en una equivalencia o correspondencia unívoca entre, por un lado, dirigentes, partidos y programas de derecha y, por el otro, los electorados atraídos por esas banderas, sino en una dialéctica entre dirigentes y dirigidos que puede dar lugar a esas identificaciones.  Hemos procurado captar cómo, ante ciertos cambios y ante el agotamiento histórico de otras alternativas, la opción por las derechas anuda parcialmente las propuestas de los dirigentes con el desplazamiento de agendas que responden a demandas que hoy se imponen en el ánimo de los electores aun cuando no se asuman de “derecha”, como el cuestionamiento al cierre de las élites, la crítica al estado del  Estado, el combate a la inflación o la disociación entre declaraciones y prácticas.  Estudiar el lazo político que producen las derechas (o cualquier fuerza política) es poner en el centro la siempre transitoria y muchas veces confusa intersección entre procesos sociales, sujetos y solicitaciones de las fuerzas políticas. Veremos cómo la propuesta de una derecha popular capaz de incorporar las tradiciones militantes, de coordinarlas con los dispositivos de la cultura digital y de la cultura de masas, de contener amplios y variados sectores de un electorado que ha reperfilado sus demandas es, por ello, capaz de dar lugar a una fracción radical socialmente implantada, transversal a segmentos sociales y etarios y con un sesgo de género que es innegable pero declina con la masividad ( LLA integró en su caudal cada vez a más mujeres, pero no resignó sus invectivas contra los feminismos, incluso aunque sus votantes registren sus influencias y una parte de su techo electoral esté de hecho determinado por el miedo que despiertan entre votantes mujeres las promesas y el estilo violento de Milei).