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Dentro de los debates teóricos conceptuales –si bien no hay una referencia directa en el libro de Thoburn– no podemos dejar de mencionar la relación que es posible trazar entre el problema que este se propone abordar y los planteos del aceleracionismo[3]. Este movimiento tiene como puntapié inicial los trabajos de Nick Land –el uso que hace en ellos del concepto “hipersticiones” (Hyperstition), la ficción de futuros posibles a partir de la emancipación de la tecnología y el capital– y termina de consolidarse en el 2013 con la publicación del “Manifiesto por una política aceleracionista” de Alex Williams y Nick Srnicek –el que tiene como idea central que si no hay un afuera del capital es necesario superarlo haciendo uso de las herramientas proporcionadas por la modernidad y la tecnología–. Nos resulta interesante señalar, sin mencionar todos los presupuestos teóricos de este movimiento ni detenernos en las diferentes deriva que tiene el mismo, que el problema que tensiona tanto el aceleracionismo (en sus múltiples variables) y el libro de Thoburn es la invención de un política inmanente al capitalismo frente a aquellos posicionamientos para los cuales la política se juega en un afuera de éste –principalmente los de una izquierda partidaria “melancólica”. Dicho de modo interrogativo el punto de partida es ¿qué rol cumple la política, entendida como práctica de creación de mundos posibles, en el escenario de un capitalismo neoliberal?

DELEUZE, MARX Y LA POLITICA - THOBURN NICHOLAS

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Dentro de los debates teóricos conceptuales –si bien no hay una referencia directa en el libro de Thoburn– no podemos dejar de mencionar la relación que es posible trazar entre el problema que este se propone abordar y los planteos del aceleracionismo[3]. Este movimiento tiene como puntapié inicial los trabajos de Nick Land –el uso que hace en ellos del concepto “hipersticiones” (Hyperstition), la ficción de futuros posibles a partir de la emancipación de la tecnología y el capital– y termina de consolidarse en el 2013 con la publicación del “Manifiesto por una política aceleracionista” de Alex Williams y Nick Srnicek –el que tiene como idea central que si no hay un afuera del capital es necesario superarlo haciendo uso de las herramientas proporcionadas por la modernidad y la tecnología–. Nos resulta interesante señalar, sin mencionar todos los presupuestos teóricos de este movimiento ni detenernos en las diferentes deriva que tiene el mismo, que el problema que tensiona tanto el aceleracionismo (en sus múltiples variables) y el libro de Thoburn es la invención de un política inmanente al capitalismo frente a aquellos posicionamientos para los cuales la política se juega en un afuera de éste –principalmente los de una izquierda partidaria “melancólica”. Dicho de modo interrogativo el punto de partida es ¿qué rol cumple la política, entendida como práctica de creación de mundos posibles, en el escenario de un capitalismo neoliberal?