Entretenida novela situada en tres espacios temporales distintos (1910, 1950 y la actualidad) en donde no falta amor, odio, venganza, intrigas, secretos y dramas familiares. Lo cuestionable, dos cosas: el continente quizás sea más que el contenido, y la trama (o la suma de las mismas, individualmente) no es precisamente un dechado de ideas originales, vale decir, todo o casi todo se ha visto o leído anteriormente. Pero lo positivo realmente supera a la criticable: el ensamble de esas tramas (que en principio parecerían trilladas) está muy bien sincronizado y es puro acierto, logrando un entretejido impecable. Y por otro lado, ya promediando la mitad, adquiere un ritmo acelerado que no permite abandonar su lectura. Con las licencias del caso para este tipo de historias de amor y drama -y quizás sin darle demasiada profundidad a los personajes que por cierto son muy ricos-, se trata de una lectura grata, llevadera y que permite pasar un buen rato, sumado a que Ruffo forma parte de esa batería de escritoras tan agradables de Editorial Emporio, que tanto tiempo dedican a sus lectores actuales y potenciales firmando y contando con pasión sus historias en la Feria del Libro.