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Es materia sabida que escribir poesía, o mejor dicho, intentarlo (cada cual mediante sus dones), requiere demasiados detalles y que resulta necesario captar todo de nuevo para lograr hacerlo, para encontrar las palabras o una palabra: la mitad del silencio. El "23" de Alfredo Lemon, sin regodearse en vanos enunciados ni pretender recalar en la vida social de la literatura, o en su defecto, en el progresismo hormonal de la época, capta y bruñe cada verso para que el mundo siga andando dentro de esas pocas líneas juntas que supone un poema ("dios es un poema que no terminaré de escribir"); en la inferencia de que el tiempo se lleva consigo más tiempo ("El deseo dice que noes tarde. Que tal vez") propone al desocupado lector una manera en que sería factible recordar algo, buenas nuevas o cualquier noticia cotidiana que habrá de guardarnos de nosotros mismos y que no será dado conocerla antes de que ese momento ocurra; porque siempre se trata de volver un día para cantarlo mejor y que corazón diga lo que falta ("Dejo una rosa en el muelle y una moneda en la arena/Abrazo mi entusiasmo insensato").

23 - ALFREDO LEMON

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Es materia sabida que escribir poesía, o mejor dicho, intentarlo (cada cual mediante sus dones), requiere demasiados detalles y que resulta necesario captar todo de nuevo para lograr hacerlo, para encontrar las palabras o una palabra: la mitad del silencio. El "23" de Alfredo Lemon, sin regodearse en vanos enunciados ni pretender recalar en la vida social de la literatura, o en su defecto, en el progresismo hormonal de la época, capta y bruñe cada verso para que el mundo siga andando dentro de esas pocas líneas juntas que supone un poema ("dios es un poema que no terminaré de escribir"); en la inferencia de que el tiempo se lleva consigo más tiempo ("El deseo dice que noes tarde. Que tal vez") propone al desocupado lector una manera en que sería factible recordar algo, buenas nuevas o cualquier noticia cotidiana que habrá de guardarnos de nosotros mismos y que no será dado conocerla antes de que ese momento ocurra; porque siempre se trata de volver un día para cantarlo mejor y que corazón diga lo que falta ("Dejo una rosa en el muelle y una moneda en la arena/Abrazo mi entusiasmo insensato").