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Mi nombre es Barbi y soy cantante de rock. Me llevó muchos más años de los que me gustaría darme cuenta de que lo soy solo por una serie de casualidades con suerte. 

Cuando tenía siete años vi una película en la tele que se llamaba American Pop. En ella se relataba la historia de una familia musical de Estados Unidos a través de distintas generaciones. Por supuesto, todos sus protagonistas eran hombres cis, pero en un momento, algún guionista distraído no se dio cuenta de que una mujer estaba entre ellos, moviéndose de manera fantasmal e hipnotizante. Era Grace Slick, con su banda Jefferson Airplane, interpretando “Somebody To Love”. Ese momento de apenas pocos segundos me bastó para saber que quería hacer exactamente eso por el resto de mi vida. 

Una casualidad con suerte. La casualidad de encontrar esa película en la tele, la suerte de tener tele. 

Veinticuatro años después me proponen, desde Futurock, hacer un podcast sobre las mujeres y el rock. Mi idea original era hacer capítulos sobre mis referentes: Patti Smith, Debbie Harry, Siouxsie, Kathleen Hanna. Pero en el proceso de escribir sobre ellas me encontré con sus referentes y leyendo sobre sus referentes me encontré con más y más. Entendí que, a pesar de haber adoptado a lo largo de mi vida figuras musicales como Iggy Pop, Lou Reed, David Bowie, Nick Cave, la razón por la que yo me había animado a hacer arte, la razón por la que ellas se habían animado a hacer arte, y sus referentes lo habían hecho, era siempre por otra par que las representaba y las hacía sentir seguras. Yo no sabía sobre ellas porque los libros que compraba no las nombraban, las revistas que leía no las nombraban, los documentales que miraba no las nombraban, las remeras en la bond street no las incluían, los posters que vendían no las pensaban, y la historia que conocía las invisibilizaba. Durante muchos años llegué a pensar que el rock era cosa de tipos y alguna que otra tipa que quería hacer lo mismo que ellos. 

Pero lo que me impactó y cambió mi vida para siempre fue descubrir que las historias que estas artistas protagonizaban eran los momentos más fundamentales para la historia del rock. El primer blues grabado en la historia, la incorporación de cantantes afrodescendientes en las listas radiales, la invención de los sintetizadores, los primeros sellos autogestivos, los primeros movimientos políticos en la música, las canciones de protesta, los discursos más valientes hechos canciones, la revolución sexual, la lucha por los derechos civiles, por el aborto, por la emancipación de la mujer, por los derechos LGBTIQ+, todo esto siempre en manos de artistas mujeres cis, lesbianas, trans que eran un peligro para el sistema del cual la industria musical dependía. 

En los tiempos que corren, Internet nos permite conocer, divulgar y consumir artistas sin  la necesidad estricta del éxito y la difusión masiva.

Por eso este libro termina a principios de los noventa. Porque no se trata de una recopilación de artistas importantes para la música –y de hecho aprovecho para anticiparles el disgusto de no encontrar a mostras como Stevie Nicks, Tina Turner, Madonna o quien sea que les rompa el corazón no encontrar–, en esta oportunidad pongo el foco en las artistas y en las historias que con mucho cuidado fueron borradas de la cultura del rock en la que estuve sumergida toda mi infancia y adolescencia. 

Es una lista caprichosa y personal.

Cada artista tiene un ADN musical distinto. Y este libro lo escribí para poder documentar mi propio ADN musical con esos eslabones que tardé tantos años en encontrar. 

Cuando era adolescente mi lectura favorita eran los fanzines y las novelas gráficas. Me hubiera encantado recibir este libro en mis manos a los quince años, y sé muy bien que la única forma de haberlo devorado hubiera sido con los dibujos e intervenciones de alguien como Power Paola. 

Ojalá Mostras del rock llegue a las manos de todas las personas que tengan ganas de construir su propio ADN musical y puedan considerar esta parte de la historia del rock que sucedió y quedó olvidada. Y que posiblemente si algo de lo que se nombra en este libro no hubiera sucedido, el rock como lo conocemos en el presente no sería el mismo.

Con rabia y amor,

Barbi Recanati

MOSTRAS DEL ROCK - RECANATI BARBI

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Mi nombre es Barbi y soy cantante de rock. Me llevó muchos más años de los que me gustaría darme cuenta de que lo soy solo por una serie de casualidades con suerte. 

Cuando tenía siete años vi una película en la tele que se llamaba American Pop. En ella se relataba la historia de una familia musical de Estados Unidos a través de distintas generaciones. Por supuesto, todos sus protagonistas eran hombres cis, pero en un momento, algún guionista distraído no se dio cuenta de que una mujer estaba entre ellos, moviéndose de manera fantasmal e hipnotizante. Era Grace Slick, con su banda Jefferson Airplane, interpretando “Somebody To Love”. Ese momento de apenas pocos segundos me bastó para saber que quería hacer exactamente eso por el resto de mi vida. 

Una casualidad con suerte. La casualidad de encontrar esa película en la tele, la suerte de tener tele. 

Veinticuatro años después me proponen, desde Futurock, hacer un podcast sobre las mujeres y el rock. Mi idea original era hacer capítulos sobre mis referentes: Patti Smith, Debbie Harry, Siouxsie, Kathleen Hanna. Pero en el proceso de escribir sobre ellas me encontré con sus referentes y leyendo sobre sus referentes me encontré con más y más. Entendí que, a pesar de haber adoptado a lo largo de mi vida figuras musicales como Iggy Pop, Lou Reed, David Bowie, Nick Cave, la razón por la que yo me había animado a hacer arte, la razón por la que ellas se habían animado a hacer arte, y sus referentes lo habían hecho, era siempre por otra par que las representaba y las hacía sentir seguras. Yo no sabía sobre ellas porque los libros que compraba no las nombraban, las revistas que leía no las nombraban, los documentales que miraba no las nombraban, las remeras en la bond street no las incluían, los posters que vendían no las pensaban, y la historia que conocía las invisibilizaba. Durante muchos años llegué a pensar que el rock era cosa de tipos y alguna que otra tipa que quería hacer lo mismo que ellos. 

Pero lo que me impactó y cambió mi vida para siempre fue descubrir que las historias que estas artistas protagonizaban eran los momentos más fundamentales para la historia del rock. El primer blues grabado en la historia, la incorporación de cantantes afrodescendientes en las listas radiales, la invención de los sintetizadores, los primeros sellos autogestivos, los primeros movimientos políticos en la música, las canciones de protesta, los discursos más valientes hechos canciones, la revolución sexual, la lucha por los derechos civiles, por el aborto, por la emancipación de la mujer, por los derechos LGBTIQ+, todo esto siempre en manos de artistas mujeres cis, lesbianas, trans que eran un peligro para el sistema del cual la industria musical dependía. 

En los tiempos que corren, Internet nos permite conocer, divulgar y consumir artistas sin  la necesidad estricta del éxito y la difusión masiva.

Por eso este libro termina a principios de los noventa. Porque no se trata de una recopilación de artistas importantes para la música –y de hecho aprovecho para anticiparles el disgusto de no encontrar a mostras como Stevie Nicks, Tina Turner, Madonna o quien sea que les rompa el corazón no encontrar–, en esta oportunidad pongo el foco en las artistas y en las historias que con mucho cuidado fueron borradas de la cultura del rock en la que estuve sumergida toda mi infancia y adolescencia. 

Es una lista caprichosa y personal.

Cada artista tiene un ADN musical distinto. Y este libro lo escribí para poder documentar mi propio ADN musical con esos eslabones que tardé tantos años en encontrar. 

Cuando era adolescente mi lectura favorita eran los fanzines y las novelas gráficas. Me hubiera encantado recibir este libro en mis manos a los quince años, y sé muy bien que la única forma de haberlo devorado hubiera sido con los dibujos e intervenciones de alguien como Power Paola. 

Ojalá Mostras del rock llegue a las manos de todas las personas que tengan ganas de construir su propio ADN musical y puedan considerar esta parte de la historia del rock que sucedió y quedó olvidada. Y que posiblemente si algo de lo que se nombra en este libro no hubiera sucedido, el rock como lo conocemos en el presente no sería el mismo.

Con rabia y amor,

Barbi Recanati