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La madre del protagonista de Hijo, vienes de la nada le advierte en la temprana infancia que la vida se extiende en un intermedio de los extremos de la nada, el origen y el final. Esta revelación desata consecuencias que se verán reflejadas en una conducta anímica y social distorsionada. Su existencia, entonces, ingresa a la frontera del dramatismo humano, donde percibe una pérdida de la identidad. Desde entonces, todo en él se transforma en un camino a contracorriente de las condiciones afectivas. En su alienación, es capaz de asumir todas las utopías en una continuación de la aventura detrás de la nada, transformada en el elemento crucial de la renuncia a toda imaginación a la que se obliga. Sus días transcurren desprovistos de pasión por el futuro y por las ambiciones cotidianas. Su incapacidad para escapar a un destino fatal la sobrelleva con el delirio y una actitud sin concesiones hacia la hipocresía. Se yergue como un proscripto, un desterrado, un desposeído. Sus días solo implican una indagación sobre el origen, en convivencia con los recuerdos y los ancestros. No tener información de su procedencia es una asignatura pendiente, un dolor que lleva como una culpa, una mortificación perpetua. En el último aliento de su esperanza halla el desenlace, inesperado y alienante, que lo conduce inevitablemente a enfrentar todo el relato de su existencia.

HIJO VIENES DE LA NADA - TRAININI JORGE C

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La madre del protagonista de Hijo, vienes de la nada le advierte en la temprana infancia que la vida se extiende en un intermedio de los extremos de la nada, el origen y el final. Esta revelación desata consecuencias que se verán reflejadas en una conducta anímica y social distorsionada. Su existencia, entonces, ingresa a la frontera del dramatismo humano, donde percibe una pérdida de la identidad. Desde entonces, todo en él se transforma en un camino a contracorriente de las condiciones afectivas. En su alienación, es capaz de asumir todas las utopías en una continuación de la aventura detrás de la nada, transformada en el elemento crucial de la renuncia a toda imaginación a la que se obliga. Sus días transcurren desprovistos de pasión por el futuro y por las ambiciones cotidianas. Su incapacidad para escapar a un destino fatal la sobrelleva con el delirio y una actitud sin concesiones hacia la hipocresía. Se yergue como un proscripto, un desterrado, un desposeído. Sus días solo implican una indagación sobre el origen, en convivencia con los recuerdos y los ancestros. No tener información de su procedencia es una asignatura pendiente, un dolor que lleva como una culpa, una mortificación perpetua. En el último aliento de su esperanza halla el desenlace, inesperado y alienante, que lo conduce inevitablemente a enfrentar todo el relato de su existencia.