Desear el bien y desear bien: estos poemas se establecen en un inestable borde de equilibio en el que confluyen la naturaleza y el amor. La sapiencia, parece decirnos Eugenia Pérez Tomas, es la capacidad de salir: salir de la ciudad para encontrar paisaje, para estar en el barro y plantar flores, pero también salirse de sí misma para lograr estar en las otras personas (acercarse, dar besos, poner la mano en la frente, bombear con el corazón propio un corazón no propio). Hay que desarrollar una observación muy delicada y saber quedarse para que cada detalle se despliegue en el mundo que es: un árbol, un río, las pestañas, los pulmones, la fuerza con la que se traza una letra sobre el papel. Qué mejor deseo para todo esto que nos rodea que mirarlo de cerca y dejarlo traspasarnos. Laura Wittner