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Tuve la suerte de leer, a medida que Claudia iba escribiendo, con minuciosa letra de hormiga, cada uno de los poemas que hoy —después de algunos años— componen este libro. Un libro donde cada versito es una pluma, un rayo, un mínimo temblor. Como si las palabras se aligeraran al máximo para tocar, en lo alto, lo más profundo. Con esa virtud, que es una de las que más aprecio en la poesía: la levedad. Lirismo sigiloso, abocado casi exclusivamente a comprobar la belleza (y la fragilidad) de las cosas del mundo. A veces, revisando un álbum de fotografías. A veces, mirando el jardín. El propio cuerpo como un territorio conocido y, al mismo tiempo, lleno de incógnitas. De ahí que los versos intenten fijar, rodear cada detalle, aunque sepa, de antemano, que se trata de una labor imposible. El amor filial incluso —el más cercano y lejano de todos— nunca está quieto. Todo lo contrario. Se vive en lo inseguro, decía Padeletti. Algo se sale de lugar, dice Claudia Bragoni. Los versos, con suma delicadeza, acompañan este sismo que casi no se ve. ¿Porque ocurre en el corazón? No importa. Desde el fin del mundo, el ruido de los grillos festeja —como nosotros festejamos— esta escritura luminosa. Osvaldo Bossi

ALGO SE SALE DE LUGAR - BRAGONI CLAUDIA

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Tuve la suerte de leer, a medida que Claudia iba escribiendo, con minuciosa letra de hormiga, cada uno de los poemas que hoy —después de algunos años— componen este libro. Un libro donde cada versito es una pluma, un rayo, un mínimo temblor. Como si las palabras se aligeraran al máximo para tocar, en lo alto, lo más profundo. Con esa virtud, que es una de las que más aprecio en la poesía: la levedad. Lirismo sigiloso, abocado casi exclusivamente a comprobar la belleza (y la fragilidad) de las cosas del mundo. A veces, revisando un álbum de fotografías. A veces, mirando el jardín. El propio cuerpo como un territorio conocido y, al mismo tiempo, lleno de incógnitas. De ahí que los versos intenten fijar, rodear cada detalle, aunque sepa, de antemano, que se trata de una labor imposible. El amor filial incluso —el más cercano y lejano de todos— nunca está quieto. Todo lo contrario. Se vive en lo inseguro, decía Padeletti. Algo se sale de lugar, dice Claudia Bragoni. Los versos, con suma delicadeza, acompañan este sismo que casi no se ve. ¿Porque ocurre en el corazón? No importa. Desde el fin del mundo, el ruido de los grillos festeja —como nosotros festejamos— esta escritura luminosa. Osvaldo Bossi