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Llegando al final del camino que abriera, Jacques Lacan declaraba (el 13 de enero de 1976): “Todo debe ser retomado desde el principio a partir de la opacidad sexual”. Reiteraba así una proposición ya formulada en 1962-63: situar al psicoanálisis como una erotología. Aquí se pretende seguir esa indicación a la que no le faltaba ni autocrítica, ni ambición, ni oportunidad. En dos ocasiones ese movimiento se habría detenido. Después de “Análisis terminable e interminable”, ese testamento de Freud, retrocediendo hacia la oralidad (Melanie Klein), lo que según Lacan no era más que una metáfora del falicismo, morada del problema erótico tomado como razón. Y luego de 1962-63, siendo uno de los primeros signos de ese retroceso el fracaso del texto “Kant con Sade” en figurar en su lugar: como prefacio de La filosofía del tocador. Luego de la Historia de la sexualidad de Michel Foucault (1997), los trabajos sobre lo erótico (en especial dentro de la Antigüedad griega y romana) son en lo sucesivo suficientemente numerosos y nos invitan a escalar una vez más la cuesta. No hay distancia entre la práctica analítica de Lacan y la filosófica de Foucault porque, para uno y otro, no se trata tanto de decir la verdad sobre la vida erótica como de la erótica del decir verdadero.

PSICOANÁLISIS UNA EROTOLOGÍA DE PASAJE EROTOLOGIA1 - ALLOUCH JEAN

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Llegando al final del camino que abriera, Jacques Lacan declaraba (el 13 de enero de 1976): “Todo debe ser retomado desde el principio a partir de la opacidad sexual”. Reiteraba así una proposición ya formulada en 1962-63: situar al psicoanálisis como una erotología. Aquí se pretende seguir esa indicación a la que no le faltaba ni autocrítica, ni ambición, ni oportunidad. En dos ocasiones ese movimiento se habría detenido. Después de “Análisis terminable e interminable”, ese testamento de Freud, retrocediendo hacia la oralidad (Melanie Klein), lo que según Lacan no era más que una metáfora del falicismo, morada del problema erótico tomado como razón. Y luego de 1962-63, siendo uno de los primeros signos de ese retroceso el fracaso del texto “Kant con Sade” en figurar en su lugar: como prefacio de La filosofía del tocador. Luego de la Historia de la sexualidad de Michel Foucault (1997), los trabajos sobre lo erótico (en especial dentro de la Antigüedad griega y romana) son en lo sucesivo suficientemente numerosos y nos invitan a escalar una vez más la cuesta. No hay distancia entre la práctica analítica de Lacan y la filosófica de Foucault porque, para uno y otro, no se trata tanto de decir la verdad sobre la vida erótica como de la erótica del decir verdadero.