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Detenerse en el título de la obra, sin tener un conocimiento previo acerca de su contenido, invita a imaginar hipótesis que parten de la idea de ese tejido resistente y flexible; de esa barrera protectora; de la piel como el límite que separa dos universos, el interior aislado y el exterior al margen. Aunque, también, cobra fuerza la figura del órgano sensorial, gran receptor, que funciona como sistema de comunicación. Imaginamos tacto y contacto, piel con piel. La relacionamos con los estados emocionales. Pensamos en sus secretos; en su profundidad; en el reconocimiento de la piel. Y, así, más allá de la palabra ensayo, tal vez, por una cuestión de identidad, la de Liliana Lukin, nos inclinamos a pensar la piel como metáfora. Finalmente advertimos que, en parte, las conjeturas van tomando cuerpo. Entramos en la historia fraternal de Liliana y Osvaldo, este hombre que, a los cincuenta años de edad muestra ciertos síntomas de deterioro. En un principio es mal diagnosticado. Y, a renglón seguido, se ordena la indebida internación psiquiátrica. Ya, después de un par de años de errores, la ciencia certifica que se trataba de Alzheimer. Vacío, abismo, derrumbe. Irreversibilidad.

ENSAYO SOBRE LA PIEL 1¬ ED 2018 - LUKIN LILIANA

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Detenerse en el título de la obra, sin tener un conocimiento previo acerca de su contenido, invita a imaginar hipótesis que parten de la idea de ese tejido resistente y flexible; de esa barrera protectora; de la piel como el límite que separa dos universos, el interior aislado y el exterior al margen. Aunque, también, cobra fuerza la figura del órgano sensorial, gran receptor, que funciona como sistema de comunicación. Imaginamos tacto y contacto, piel con piel. La relacionamos con los estados emocionales. Pensamos en sus secretos; en su profundidad; en el reconocimiento de la piel. Y, así, más allá de la palabra ensayo, tal vez, por una cuestión de identidad, la de Liliana Lukin, nos inclinamos a pensar la piel como metáfora. Finalmente advertimos que, en parte, las conjeturas van tomando cuerpo. Entramos en la historia fraternal de Liliana y Osvaldo, este hombre que, a los cincuenta años de edad muestra ciertos síntomas de deterioro. En un principio es mal diagnosticado. Y, a renglón seguido, se ordena la indebida internación psiquiátrica. Ya, después de un par de años de errores, la ciencia certifica que se trataba de Alzheimer. Vacío, abismo, derrumbe. Irreversibilidad.