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«En las páginas de este libro en muchos sentidos admirable hay al menos tres rasgos distintivos de la ensayística de Jorge Jenkins. Los tres convocan formas del desplazamiento. O mejor aún: del descentramiento que es ya marca de estilo y afirmación ética. Hay, en principio, una experiencia -del pensamiento, de la escritura- que tiene lugar en el psicoanálisis sin rehusarse a otros lenguajes de la trama social. El plural desde el que se exponen afirmaciones y conjeturas, lejos de ser un recurso mayestático, es la marca de una crítica volcada sobre la consistencia de los pronombres de identificación y autorización singular. Como si advirtiera que, mientras se piensa, conviene no identificar al sujeto por lo que se hace representar —porque en tal simplificación concesiva asoma ya una venia a la segregación. Por otro lado, hay una forma de la experiencia del presente que no se confunde con la "actualidad”. El pensamiento opera como si ese presente —encubierto en el sentido común— pudiera volverse accesible al oír las palabras inoportunas o intempestivas de otro tiempo en otro contexto. Como confía en el valor de "la significación que acude en retardo", en "la inmixión de los tiempos y de las épocas", su modo de intervención en el, presente recurre deliberadamente a la fuerza desnaturalizadora del anacronismo, a una política de la alusión y de la tematízación implicada. Y hay por último, una práctica de lectura que, sin dejar de apelar a la retórica, con sus figuras y configuraciones, o a la filología, en sus diversos clivajes, no arrincona al discurso en los refugios de un saber experto y lo expone a la usura de la ciudad. De allí proviene la singularidad de su ubicación en el espacio analítico y su potencia política. La conclusión es, una vez más, luminosa: sólo porque carece de un territorio propio, el análisis ha llegado a convertirse en una enunciación decisiva para las tentativas de esclarecer aquello que vivimos como cultura.» Maximiliano Crespi

ANACRONISMO INTERMINABLE EL - JINKIS JORGE

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«En las páginas de este libro en muchos sentidos admirable hay al menos tres rasgos distintivos de la ensayística de Jorge Jenkins. Los tres convocan formas del desplazamiento. O mejor aún: del descentramiento que es ya marca de estilo y afirmación ética. Hay, en principio, una experiencia -del pensamiento, de la escritura- que tiene lugar en el psicoanálisis sin rehusarse a otros lenguajes de la trama social. El plural desde el que se exponen afirmaciones y conjeturas, lejos de ser un recurso mayestático, es la marca de una crítica volcada sobre la consistencia de los pronombres de identificación y autorización singular. Como si advirtiera que, mientras se piensa, conviene no identificar al sujeto por lo que se hace representar —porque en tal simplificación concesiva asoma ya una venia a la segregación. Por otro lado, hay una forma de la experiencia del presente que no se confunde con la "actualidad”. El pensamiento opera como si ese presente —encubierto en el sentido común— pudiera volverse accesible al oír las palabras inoportunas o intempestivas de otro tiempo en otro contexto. Como confía en el valor de "la significación que acude en retardo", en "la inmixión de los tiempos y de las épocas", su modo de intervención en el, presente recurre deliberadamente a la fuerza desnaturalizadora del anacronismo, a una política de la alusión y de la tematízación implicada. Y hay por último, una práctica de lectura que, sin dejar de apelar a la retórica, con sus figuras y configuraciones, o a la filología, en sus diversos clivajes, no arrincona al discurso en los refugios de un saber experto y lo expone a la usura de la ciudad. De allí proviene la singularidad de su ubicación en el espacio analítico y su potencia política. La conclusión es, una vez más, luminosa: sólo porque carece de un territorio propio, el análisis ha llegado a convertirse en una enunciación decisiva para las tentativas de esclarecer aquello que vivimos como cultura.» Maximiliano Crespi