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El parleser, ese serdiciente que, por el hecho de hablar dice ser, habita un misterioso archipielago de tres islas de goce: la del goce del sentido, la del goce falico y la del goce del Otro cuerpo. Se sabe que en la cadena de las tres dimensiones en las que despliega su existencia el hablante, la ex-sistencia significa que cada una de ellas ex-siste respecto a las otras dos. En consecuencia, lo irreductible del encadenamiento es el punto a que en su triple ex-sistencia torna imposible el goce absoluto. El parleser esta condenado a goces parciales, goces de imposible plenitud. En cada uno de los tres puntos de goce debera limitarse a gozar de uno de los semblantes de a, que se presentara siempre como un objeto: (a). Mas alla de los semblantes, el irreductible vacio. Si a ex-siste como vacio, el ser es un anhelo de ser, es una aspiracion al ser absoluto. Esta ligado a lo que se puede decir: -no hay otro ser que el del decir-. Lacan extrema esta formula: -nada no es ese ser, esta supuesto al objeto a.- Y el objeto a se presenta como triple horizonte, R, S, I, en los tres puntos de goce. Y aunque en el fantasma el sujeto puede establecer una relacion fija con la apariencia, con la semblanza del objeto, obteniendo de ello una satisfaccion parcial, un goce parcial, siempre se le sustraera el vacio de a, al que aspira para absolutizar sus goces y conquistar el ser. Ser sexual, ser semantico, ser divino, es decir aquello que -esta supuesto al objeto a- en tanto cosa que se sustrae. Eso es la ex-sistencia, la triple ex-sistencia de a que se rehusa a toda captura. Mi ser, lo absoluto de mi ser no es mas que una suposicion, y mi ex-sistencia no es mas que lo que escapa a toda captura por mis modos de gozar. Yo existo en lo que ex-siste a mi goce, y eso inalcanzable que me tienta en su ex-sistencia es el vacio con el que pretendo establecer mi ser.

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El parleser, ese serdiciente que, por el hecho de hablar dice ser, habita un misterioso archipielago de tres islas de goce: la del goce del sentido, la del goce falico y la del goce del Otro cuerpo. Se sabe que en la cadena de las tres dimensiones en las que despliega su existencia el hablante, la ex-sistencia significa que cada una de ellas ex-siste respecto a las otras dos. En consecuencia, lo irreductible del encadenamiento es el punto a que en su triple ex-sistencia torna imposible el goce absoluto. El parleser esta condenado a goces parciales, goces de imposible plenitud. En cada uno de los tres puntos de goce debera limitarse a gozar de uno de los semblantes de a, que se presentara siempre como un objeto: (a). Mas alla de los semblantes, el irreductible vacio. Si a ex-siste como vacio, el ser es un anhelo de ser, es una aspiracion al ser absoluto. Esta ligado a lo que se puede decir: -no hay otro ser que el del decir-. Lacan extrema esta formula: -nada no es ese ser, esta supuesto al objeto a.- Y el objeto a se presenta como triple horizonte, R, S, I, en los tres puntos de goce. Y aunque en el fantasma el sujeto puede establecer una relacion fija con la apariencia, con la semblanza del objeto, obteniendo de ello una satisfaccion parcial, un goce parcial, siempre se le sustraera el vacio de a, al que aspira para absolutizar sus goces y conquistar el ser. Ser sexual, ser semantico, ser divino, es decir aquello que -esta supuesto al objeto a- en tanto cosa que se sustrae. Eso es la ex-sistencia, la triple ex-sistencia de a que se rehusa a toda captura. Mi ser, lo absoluto de mi ser no es mas que una suposicion, y mi ex-sistencia no es mas que lo que escapa a toda captura por mis modos de gozar. Yo existo en lo que ex-siste a mi goce, y eso inalcanzable que me tienta en su ex-sistencia es el vacio con el que pretendo establecer mi ser.