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El arte tiene que volver a ser un acto de sinceridad. Jacobo Fijman Helado te deja la historia de Fijman. Jacobo Fijman. Cuántos lo conocieron, cuántos lo habrán leído, cuántos sabrán de él. Lo preguntamos con profunda sinceridad, porque hasta hace unos días nosotros ni lo registrábamos. Quizá porque fue un expulsado, que es obviamente por la misma razón que llegamos a él. Están muy de moda los outsiders, pero a este lo quitaron del camino en serio, fuera de toda estrategia publicitaria. Y así nomás, si nos lo perdemos, perdemos un pedazo de surrealismo argentino y una historia de miseria, anarquía, escritura, de imágenes, de plástica y poesía y del canon desmemoriado. Porque, como casi siempre, hablar del afuera es la forma de comprender lo olvidadizo y repulsivo que es el adentro. Jacobo Fijman, Poesía Completa, es el rescate que acaba de hacer Ediciones del Dock y que acabamos de leer. Un libro que llega justo a tiempo, para poner la poesía a decir y a nosotros a releer un siglo XX argentino desde una pieza en la avenida de mayo y desde el manicomio. A Fijman le cancelaron la tarjeta de lector de la Biblioteca Nacional en Mayo de 1942 por haber ?promovido un grave desorden? y ?dirigirse en forma incorrecta y violenta? a las autoridades de la institución. Esa anécdota es bastante conocida pero la vida de Fijman está repleta de curiosidades anteriores. Ese es solo un dato de color antes de que su vida trascurriera hasta su muerte en el 70 en el Hospital Borda de Buenos Aires. Hoy no escribimos sobre Fijman porque lo echaron de la Biblioteca Nacional, ni porque estuvo loco, sino porque inventó la poesía surrealista en la Argentina, porque fue consecuente y porque hizo mucho más de lo que dijo, incluso en condiciones adversas para sus necesidades básicas. Lección para tanta cita sin lectura. Su padre fue colocador de vías de ferrocarril, y para 1907 su familia residía en Lobos, en la provincia de Buenos Aires. Y allí Fijman cursó sus estudios primarios ?aquí un llamado a la colaboración: si alguien de Lobos lee esto, que nos cuente si hay rastros de Fijman en la ciudad ¿?-. En 1917 se fue a Buenos Aires y se graduó como profesor de francés, saber que le serviría algunas décadas más tarde cuando estaba internado en el Borda para ganarse unos pesos, haciendo traducciones para los médicos. Además de periodista, y de ganarse la vida muy rudimentaria que llevó como violinista ambulante, fue profesor de francés en el Liceo de Señoritas de Belgrano. En su errático itinerario paso por el Chaco Paraguayo donde consiguió un empleo como peón en un aserradero. ?Martín Fierro?, ?Mundo Argentino?, ?Arx?, ?Número?, ?Crítica? fueron algunas de las publicaciones que contaron con su pluma, medulas de la difusión cultural del siglo pasado en nuestro país. A Fijman -que fue también inmortalizado en novelas como Adán Buenosayres de Leopoldo Marechal y El que tiene sed de Abelardo Castillo, en la aparece como Jacobo Fiksler- lo internan en el Borda en 1942, luego de que la policía allane su casa de la Avenida de Mayo. El libro de Ediciones del Dock cuenta en la introducción que encontraron su departamento abierto (la puerta sin llaves), dos pañuelos, una camisa, un par de zapatos bastante caminados, un atado de ropa sucia, un cepillo y un peine, dos carpetas con apuntes y una caja con varios lápices, entre otras cosas… además de unos ochenta libros. Gran parte de su producción poética la realizó durante el transcurso de su internación, al igual que su producción plástica. Dibujaba desde niño y cuentan que cuando le dijeron que iba a ser un gran pintor quemó todo lo que había pintado. Sus pinturas y la relación con su poesía han sido los rasgos más inexplorados y por supuesto igualmente dejados de lado por la critica oficial. Pero Fijman sabía que su mano se extendía hacia la pintura y la poesía naturalmente, como manifestaciones distintas de un solo ser, igualadas por su condición material de miseria y desencanto, en la investigación del alma que emprendió. ?Entre mi pintura y mi poesía hay una misma mano. Las mismas concepciones?, explicaba. La pintura de Fijman, en buena parte realizada con materiales pobres o rudimentarios, es clave para entender al poeta. Porque Fijman fue un poeta entre pintores, un pintor entre locos, un emergente silencioso y rupturista en la sociedad. A mediados de la década de 1920, Jacobo Fijman se reunía con los pintores y escultores que inventaron el surrealismo en nuestro país. Entre ellos estaban Planas Casas, Pompeyo Audivert y Sesostris Vitullo. La poesía de Fijman, entre la imagen y el símbolo, o de la imagen al símbolo, va a contramano de la metáfora y de los compromisos canónicos con lo abstracto. Se la califica de ?mística? y nadie se atrevió ubicarla fuera de la vanguardia, quizá porque con ella dio una ruda batalla a la poesía sentimentalista e intimista, formalista. Cuando encontramos a Fijman comprobamos qué tan poco sabemos de poesía, cuánto que dicen los poetas y todo lo que nos falta aun transitar el siglo XX. Fijman se murió de un edema pulmonar agudo a los 72 años en el Borda; había nacido en Besarabia, Rusia ?hoy Rumania? en 1898. Como dijo Aldo Pellegrini, es necesario saludar a Fijman el gran poeta sumido en la miseria exterior por no querer soportar la miseria interior de la mayoría de los hombres… Valgan estas anécdotas fragmentadas, expuestas tan apretadamente aquí, para invitar a su lectura.

POESÍA COMPLETA - FIJMAN JACOBO

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El arte tiene que volver a ser un acto de sinceridad. Jacobo Fijman Helado te deja la historia de Fijman. Jacobo Fijman. Cuántos lo conocieron, cuántos lo habrán leído, cuántos sabrán de él. Lo preguntamos con profunda sinceridad, porque hasta hace unos días nosotros ni lo registrábamos. Quizá porque fue un expulsado, que es obviamente por la misma razón que llegamos a él. Están muy de moda los outsiders, pero a este lo quitaron del camino en serio, fuera de toda estrategia publicitaria. Y así nomás, si nos lo perdemos, perdemos un pedazo de surrealismo argentino y una historia de miseria, anarquía, escritura, de imágenes, de plástica y poesía y del canon desmemoriado. Porque, como casi siempre, hablar del afuera es la forma de comprender lo olvidadizo y repulsivo que es el adentro. Jacobo Fijman, Poesía Completa, es el rescate que acaba de hacer Ediciones del Dock y que acabamos de leer. Un libro que llega justo a tiempo, para poner la poesía a decir y a nosotros a releer un siglo XX argentino desde una pieza en la avenida de mayo y desde el manicomio. A Fijman le cancelaron la tarjeta de lector de la Biblioteca Nacional en Mayo de 1942 por haber ?promovido un grave desorden? y ?dirigirse en forma incorrecta y violenta? a las autoridades de la institución. Esa anécdota es bastante conocida pero la vida de Fijman está repleta de curiosidades anteriores. Ese es solo un dato de color antes de que su vida trascurriera hasta su muerte en el 70 en el Hospital Borda de Buenos Aires. Hoy no escribimos sobre Fijman porque lo echaron de la Biblioteca Nacional, ni porque estuvo loco, sino porque inventó la poesía surrealista en la Argentina, porque fue consecuente y porque hizo mucho más de lo que dijo, incluso en condiciones adversas para sus necesidades básicas. Lección para tanta cita sin lectura. Su padre fue colocador de vías de ferrocarril, y para 1907 su familia residía en Lobos, en la provincia de Buenos Aires. Y allí Fijman cursó sus estudios primarios ?aquí un llamado a la colaboración: si alguien de Lobos lee esto, que nos cuente si hay rastros de Fijman en la ciudad ¿?-. En 1917 se fue a Buenos Aires y se graduó como profesor de francés, saber que le serviría algunas décadas más tarde cuando estaba internado en el Borda para ganarse unos pesos, haciendo traducciones para los médicos. Además de periodista, y de ganarse la vida muy rudimentaria que llevó como violinista ambulante, fue profesor de francés en el Liceo de Señoritas de Belgrano. En su errático itinerario paso por el Chaco Paraguayo donde consiguió un empleo como peón en un aserradero. ?Martín Fierro?, ?Mundo Argentino?, ?Arx?, ?Número?, ?Crítica? fueron algunas de las publicaciones que contaron con su pluma, medulas de la difusión cultural del siglo pasado en nuestro país. A Fijman -que fue también inmortalizado en novelas como Adán Buenosayres de Leopoldo Marechal y El que tiene sed de Abelardo Castillo, en la aparece como Jacobo Fiksler- lo internan en el Borda en 1942, luego de que la policía allane su casa de la Avenida de Mayo. El libro de Ediciones del Dock cuenta en la introducción que encontraron su departamento abierto (la puerta sin llaves), dos pañuelos, una camisa, un par de zapatos bastante caminados, un atado de ropa sucia, un cepillo y un peine, dos carpetas con apuntes y una caja con varios lápices, entre otras cosas… además de unos ochenta libros. Gran parte de su producción poética la realizó durante el transcurso de su internación, al igual que su producción plástica. Dibujaba desde niño y cuentan que cuando le dijeron que iba a ser un gran pintor quemó todo lo que había pintado. Sus pinturas y la relación con su poesía han sido los rasgos más inexplorados y por supuesto igualmente dejados de lado por la critica oficial. Pero Fijman sabía que su mano se extendía hacia la pintura y la poesía naturalmente, como manifestaciones distintas de un solo ser, igualadas por su condición material de miseria y desencanto, en la investigación del alma que emprendió. ?Entre mi pintura y mi poesía hay una misma mano. Las mismas concepciones?, explicaba. La pintura de Fijman, en buena parte realizada con materiales pobres o rudimentarios, es clave para entender al poeta. Porque Fijman fue un poeta entre pintores, un pintor entre locos, un emergente silencioso y rupturista en la sociedad. A mediados de la década de 1920, Jacobo Fijman se reunía con los pintores y escultores que inventaron el surrealismo en nuestro país. Entre ellos estaban Planas Casas, Pompeyo Audivert y Sesostris Vitullo. La poesía de Fijman, entre la imagen y el símbolo, o de la imagen al símbolo, va a contramano de la metáfora y de los compromisos canónicos con lo abstracto. Se la califica de ?mística? y nadie se atrevió ubicarla fuera de la vanguardia, quizá porque con ella dio una ruda batalla a la poesía sentimentalista e intimista, formalista. Cuando encontramos a Fijman comprobamos qué tan poco sabemos de poesía, cuánto que dicen los poetas y todo lo que nos falta aun transitar el siglo XX. Fijman se murió de un edema pulmonar agudo a los 72 años en el Borda; había nacido en Besarabia, Rusia ?hoy Rumania? en 1898. Como dijo Aldo Pellegrini, es necesario saludar a Fijman el gran poeta sumido en la miseria exterior por no querer soportar la miseria interior de la mayoría de los hombres… Valgan estas anécdotas fragmentadas, expuestas tan apretadamente aquí, para invitar a su lectura.