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Recomendamos este libro, “El hueso de un análisis” porque en él Jacques-Alain Miller nos trae una conversión de perspectiva que nos lleva hacia el camino del síntoma, no del fantasma, más precisamente hacia el camino del sinthome. Se trata de un lugar otorgado al significante como causa de goce y por lo tanto no capta libido sino que la produce bajo el modo del plus de gozar.

El “hueso” en francés nos remite al obstáculo y su equivalente brasileño es el de “piedra”. Dice Miller que todo ser hablante tiene un camino esencial que es el camino de su palabra, “pero el camino que le permanece invisible, inaudible, desconocido, es también la piedra de su camino de palabra”.

Y en esto Miller retoma a Freud cuando en “Análisis terminable e interminable” nos plantea que al final de la cura analítica hay una roca que tiene que ver con la asunción del sexo y no de la muerte.

El acento  no está puesto en el efecto del significante como  mortificante sobre el cuerpo sino que la incidencia que el significante tiene sobre el cuerpo es de goce y eso es lo que Lacan llama síntoma y es aquí en donde, más allá del fantasma, el síntoma nos remite al cuerpo vivificado.

Esta nueva perspectiva, su mudanza, consiste en restituir la función de la vida y para ello Miller coloca aquello que denominamos sustancia gozante: sólo un cuerpo puede gozar.

Esta perspectiva cuestiona al término sujeto porque el sujeto es un elemento mortificado y, por lo tanto, sustituye al término sujeto por el de parlêtre que es lo contrario de la falta en ser, de modo que será el término : pareja- síntoma el que queda como simétrico al de parlêtre y ya no el de gran Otro.

Situamos la lectura lacaniana en este libro a partir de que el goce no es posible de ser concebido sin ser referido al cuerpo porque sólo un cuerpo puede gozar y la libido exige la referencia al cuerpo. De este modo, Miller sitúa el significante como causa de goce del cuerpo y además del lenguaje y, en ello, entra el sentido gozado, en la medida que el sujeto tiene un cuerpo.

Si el hueso de una cura es la pareja-síntoma, es aquí en donde enlazamos síntoma en relación a la verdad, al inconciente y al goce, los tres puntos que hacen de brújula de la lectura lacaniana, porque la pareja-síntoma nos remite a un modo de gozar,primeramente del saber inconciente (significante y significado investidos) para luego, gozar del cuerpo del Otro que es tanto el propio como el de cualquier otro.

HUESO DE UN ANÁLISIS EL - MILLER JACQUES-ALAIN

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Recomendamos este libro, “El hueso de un análisis” porque en él Jacques-Alain Miller nos trae una conversión de perspectiva que nos lleva hacia el camino del síntoma, no del fantasma, más precisamente hacia el camino del sinthome. Se trata de un lugar otorgado al significante como causa de goce y por lo tanto no capta libido sino que la produce bajo el modo del plus de gozar.

El “hueso” en francés nos remite al obstáculo y su equivalente brasileño es el de “piedra”. Dice Miller que todo ser hablante tiene un camino esencial que es el camino de su palabra, “pero el camino que le permanece invisible, inaudible, desconocido, es también la piedra de su camino de palabra”.

Y en esto Miller retoma a Freud cuando en “Análisis terminable e interminable” nos plantea que al final de la cura analítica hay una roca que tiene que ver con la asunción del sexo y no de la muerte.

El acento  no está puesto en el efecto del significante como  mortificante sobre el cuerpo sino que la incidencia que el significante tiene sobre el cuerpo es de goce y eso es lo que Lacan llama síntoma y es aquí en donde, más allá del fantasma, el síntoma nos remite al cuerpo vivificado.

Esta nueva perspectiva, su mudanza, consiste en restituir la función de la vida y para ello Miller coloca aquello que denominamos sustancia gozante: sólo un cuerpo puede gozar.

Esta perspectiva cuestiona al término sujeto porque el sujeto es un elemento mortificado y, por lo tanto, sustituye al término sujeto por el de parlêtre que es lo contrario de la falta en ser, de modo que será el término : pareja- síntoma el que queda como simétrico al de parlêtre y ya no el de gran Otro.

Situamos la lectura lacaniana en este libro a partir de que el goce no es posible de ser concebido sin ser referido al cuerpo porque sólo un cuerpo puede gozar y la libido exige la referencia al cuerpo. De este modo, Miller sitúa el significante como causa de goce del cuerpo y además del lenguaje y, en ello, entra el sentido gozado, en la medida que el sujeto tiene un cuerpo.

Si el hueso de una cura es la pareja-síntoma, es aquí en donde enlazamos síntoma en relación a la verdad, al inconciente y al goce, los tres puntos que hacen de brújula de la lectura lacaniana, porque la pareja-síntoma nos remite a un modo de gozar,primeramente del saber inconciente (significante y significado investidos) para luego, gozar del cuerpo del Otro que es tanto el propio como el de cualquier otro.