“La violencia presente en los cuentos de Ducanto se aleja tanto del gore como de la asepsia que supone hacerla lo más estética posible. Con un lenguaje visual exquisito que se sirve de lo cinematográfico —hay cámaras, tomas, planos, flash-backs—, Ducanto hace de estos cuentos un compendio de la violencia latente que se desencadena, natural y fría, pero nunca indiferente. Un recorrido desde la perversión impasible de los hombres con poder para darse ese gusto hasta la venganza del ojo por ojo, narrado con la misma exactitud con la que corta un bisturí. Y hago una advertencia: el papel también puede cortar. En este caso, puede que sea demasiado profundo”. - Guillermo Bawden -